Samarkanda Ingenio

Pregunté qué me podrían recomendar y el camarero me dijo que, por ejemplo, los burritos eran muy populares y estaban buenos, así que pedimos un burrito y un bocadillo de cochinillo. El bocadillo no era el mejor del mundo, pero estaba aceptable, no hace falta una estrella Michelin para hacerlo. El burrito lucía muy apetitoso, pero al probarlo, la carne sabía extraña, como vieja, y dejaba un mal sabor de boca al tragar. Pensé que podrían ser los frijoles, pero al probar uno suelto, no era eso, ya que he comido burritos en otros lugares y me gustaron. Como tenía hambre, decidí pedir un perrito para al menos saciar mi apetito, así que pedí un perrito con queso, cebolla, ketchup y mayonesa. Me trajeron el perrito en un pan extraño, con muchísima cebolla, una mezcla entre cebolla fresca y caramelizada, muy raro. Quité mucha cebolla, ya que la salchicha apenas se veía entre tanta cebolla. La salchicha estaba medio cruda y, para colmo, el perrito venía enrollado en dos lonchas de queso amarillo para hacer un sándwich. El chico que lo preparó pareció darse cuenta de mi descontento y me preguntó si todo estaba bien, a lo que respondí que sí, para evitar problemas, simplemente dije que no me gustó y con no regresar bastaba. Al dirigirme a pagar, el camarero comenzó a hablarme de forma prepotente y me miraba desafiante y desagradablemente. Casi vomito allí y además se mostró chulo a pesar del desastre de perrito que me sirvieron. Llegué a casa con malestar y dolor de estómago, nunca más regresaré.

Disfruté mucho del servicio del camarero, muy amable.

La comida está buena, no hay queja, los camareros muy agradables y efectivos. El local podría actualizarse un poco lleva como 20 años igual por dentro

Lugar perfecto para comer, buena calidad, buen servicio y buenos precios. Muy recomendable

Esta muy bien la comida y en especial el servicio muy atento.