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Bidrage med feedbackAl llegar, nuestro anfitrión y creador de este local nos estaba esperando con una sonrisa en la cara, muy simpático y amable nos acomodó en una mesa y nos preparó para lo que iba a venir: un menú para degustar sus especialidades. No sabíamos si íbamos a poder aguantar hasta la llegada de nuestra hamburguesa. El restaurante está decorado como el asador que es, muy sobrio y tranquilo. Cuando nosotros fuimos no había mucha gente, así que no podemos opinar si se monta mucho jolgorio o no, pero nos pareció un sitio agradable, aún cuando se llenase. Al poco de sentarnos, llegó la primera degustación: un plato virutas de foie micuit sobre unas tostadas de pan negro. Sencillamente espectacular, muy suave y una gran elección para hacer hambre ante lo que se nos venía encima. Lamentablemente, lo que vino a continuación hizo que no pudiéramos ni sacar fotos; se trataba de un buen plato de lomo ibérico de bellota, que se deshacía en la boca. Todo un lujo, acompañado de unas tostaditas con tomate. Además, lo completamos con unos canónigos con foie a la plancha y queso. Una locura, también compartida con los demás miembros de la mesa. Y continuamos para bingo. Ahora es el turno de la carne a la brasa. Con un solomillo troceado para y la carne de un chuletón, ambas para compartir. La del solomillo se trata de auténtica carne de Ávila, hecha a la parrilla de carbón con un punto exquisito, toda una delicia, que duró, como podéis imaginar, un suspiro en la mesa. Llegados a este punto y con el comentario generalizado de la calidad de las carnes y el buen hacer del cocinero, llega el turno de nuestra protagonista. Una hamburguesa gigante, que no tuvimos más remedio que compartir, con todo el dolor de nuestro corazón. He de decir que, a pesar de estar acostumbrados a comer diferentes hamburguesas gigantes, al llegar a la mesa nos sorprendió no sólo el tamaño, sino la calidad y el grosor de la carne que, como no podía ser de otra forma, estaba aliñada por el propio cocinero, lo que le da más puntos de originalidad y calidad. Pero vayamos por partes. Ya a primera vista, llama la atención el pan, hecho en una pastelería bajo demanda del restaurante, con un toque dulce, ya que recuerda a la confitería de las medias noches o el brioche, consistente, pero un buen complemento a la carne, la cual, además de ser enorme, tenía un sabor especial, conseguido por la mezcla de ingredientes añadidos y por el punto conseguido en la parrilla de carbón, muy jugosa y con un buen punto, difícil de dar, ya que su grosor lo hace harto complicado. Junto con la carne y el pan, el resto de ingredientes ayudan a proporcionar consistencia a un plato ya de por sí fuerte. No podía faltar el queso bien fundido, la lechuga y el tomate, sino que, además, iba acompañada de jamón ibérico y pepinillos. Toda una bomba digestiva. Pero, como siempre, vamos a sacar punta al plato, ya que esta magnífica súper hamburguesa no va acompañada de patatas fritas, un defecto que queda en segundo o tercer plano, ya que, después de todo el recorrido sentados a la mesa, habrían sobrado, pero que sí que se echarían en falta si únicamente pidiésemos este plato. Y como ya estamos con un menú completo, os hablamos de los dos postres que tuvimos la oportunidad de degustar. Primero un flan casero, muy denso, ya que llevaba una variedad de añadidos, como el queso Philadelphia, que hace el flan tenga una consistencia poco habitual. Y además, ya con gula más que otra cosa, se nos presentó un volcán de chocolate caliente exquisito, quizás un poco pequeño en relación al resto de platos que probamos, pero que cumplió su función de endulzar un poco la velada carnívora que tuvimos. En conclusión, Diegos destaca por una gran variedad de exquisitas carnes bien cocinadas en su parrilla y que ofrece una de las mejores hamburguesas gigantes que hemos probado. Un sitio muy recomendable, a pesar de la distancia, al que volveremos, sin duda. En cuestión de relación calidad/precio es bastante asequible, siendo la media del precio 30 euros, por los cuales tendrás buenos y consistentes platos.
When we arrived, our host and creator of this place was waiting for us with a smile on the face, very nice and friendly we stayed at a table and prepared for what was to come: a menu to try so specialties. We didn't know if we were going to be able to hold until the arrival of our burger, the restaurant is decorated as the roaster that is, very sober and quiet. When we went there weren't many people, so we can't think if it's a lot of jolgorio or not, but we found it a nice place, even when it was full of a little sitting, the first tasting came: a dish of foie micuit fruit in a toast of black bread. simply spectacular, very soft and a great option to make hunger for what came upon us regrettably, what came then did not make us capable or take photographs; it was a good dish of Iberian acorn loin, which was undone in the mouth. all a luxury, accompanied by more tomatoes, we complete it with canonies with foie on the dish and cheese. madness, he also shared with the other members of the table and continued for bingo. Now it's the turn of meat to coal. with one hand stumbled for and the meat of a chucho, both to share. the one of a singlemillo is a real beef made in the charcoal grill and with an exquisite point, a pleasure that lasted, as you can imagine, a sigh on the table reached at this point and with the generalized commentary of the quality of the meats and the good manufacture of the cook, comes the turn of our protagonist. a giant burger, that we had no choice but to share, with all the pain of our heart I must say that, despite being used to eating different giant burgers, when we arrived at the table we were surprised not only the size, but the quality and thickness of the meat that, as it could not be otherwise, was relieved by the cook himself, which gives it more points of originality and quality, but let us go for parts. already at first sight, call attention to the bread, made in a pastry shop on demand of the restaurant, with a sweet touch, as it recalls the making of the half nights or the brioche, consistent, but a good complement of the meat, which, besides being huge, had a special flavor, obtained by the mix of added ingredients and by the point obtained in the charcoal grill, very juicy and with a good point iberia