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Bidrage med feedbackBuen lugar para degustar paellas de todo tipo hechas a la leña mientras disfrutas dándote un baño en la piscina, jugando al tenis o simplemente tomando algo mientras ves cómo preparan tu paella, incluso te dan la opción de participar en su elaboración. No es el lugar adecuado si buscas un ambiente romántico o íntimo para ir con tu pareja o si buscas lujos. Es más bien un lugar para reunirse con familias o grupos de amigos en el campo y disfrutar de su menú en un buen ambiente. El menú está fijo y puedes cambiar el tipo de arroz o fideguá. De aperitivo, aceitunas con pimientos en vinagreta, papas, seguido de clóchinas al vapor con un toque picante suave, ensalada de tomates de su huerta con ajo, tabla de jamón y queso, además de la paella, postre, café y licores. 18€ y este verano eran 13€ por persona y si es para llevar, la paella sola cuesta 6,50€. No hay carta de vinos, la bebida está incluida y puede ser sangría, vino de la casa, cerveza o refrescos que sirven sin límite incluido en el precio. La paella tarda unos 45 minutos en prepararse, por lo tanto, mientras tomas el aperitivo avisas cuando quieres que comiencen a preparar tu paella. Durante su elaboración te invitan a degustar un chupito de cazalla (anís) con un revuelto de casquería típico que se comía en las fincas valencianas mientras trabajaban, esto se hace en la barra delante de las paellas y te cuentan el origen. La comida se extiende de 2 a 4 horas sin prisas. Al ser todo al aire libre, solo está abierto de mayo/junio hasta finales de septiembre. Hemos ido tres veces y es la mejor paella que hemos comido en la zona.
El sitio es auténtico del todo, una experiencia para los que no son del terreno, es como si te invitara a su huerto un agricultor valenciano hace 20 años, la comida y la presentación siguen siendo igual. El es de Cullera, un personaje auténtico que decidió venirse a esta casa con jardín cerca del centro de Dénia para vender su montaje, aquí hay más negocio. Se empieza con aperitivos de toda la vida en cuencos de plástico y de lo más rústico, luego clóchinas, esgarrat con bacalao, sangría... y entonces te llama para que te levantes y le acompañes, ha sofrito los higadillos del pollo en trocitos para hacer la paella y hay que comerlos con la mano mientras te das un trago de cazalla y conversas con el, es lo que toca y se ha hecho toda la vida. Luego la paella que el ha hecho, le echáste sal dos veces, una lástima, y la fruta en trozos para terminar. Una experiencia aún más para los extranjeros que recalan por aquí.
Fuimos a comer paella y la encargada, muy natural, nos explicó todo muy bien. El jefe, un español muy entendido, lo vimos trabajando codo con codo donde se hacían las paellas. Nos invitaron a probar higaditos, algo típico que se hace allí, y la verdad es que pudimos disfrutar de la compañía de nuestros seres queridos y los demás clientes, sin tener que lidiar con el típico camarero insistente. Disfrutamos de una sencillez y buen comer, ya que nos sirvieron tapas una tras otra sin que esto nos costara más que el menú de las paellas. Lo recomiendo, me siento contenta de haber reservado allí. Ah, y pagas cuando decides irte, se nota que al jefe no le interesa llenarse los bolsillos, sino que sea un rato agradable y que la gente conozca sus paellas hechas en leña.
Aparcamiento, piscina, tenis, terraza, el lugar perfecto para pasar un día en grande y comer un menú valenciano.
Reservamos una paella para 5 a las 14:00, el día anterior. Cuando fuimos a recogerla, habían perdido la reserva y no habían preparado la paella para que nos lleváramos. Nos dijeron que les diéramos 40 minutos y que nos la tendrían. Esos 40 minutos se convirtieron en 1 hora y 10 minutos. El arroz no era una maravilla (el pollo seco, duro y había zonas donde el arroz estaba sin hacer). Nos dijeron que cuando devolviéramos la paella nos devolverían la fianza de la paella. Cuando fuimos a devolverla (domingo a las 20:30) estaba cerrado y eso que anunciaban, tanto en su página web, como en cartel de tienda que el horario es de lunes a domingo de 13:00 a 22:00. Desde luego que ni lo recomiendo ni volveré.